CARTA DE DESPEDIDA
Queridos atléticos,
ha llegado el momento de la despedida. La verdad es que, después de casi tres
temporadas, no es la situación ni la forma en que me hubiera gustado decir adiós, pero no
quiero acabar mi tiempo entre vosotros sin deciros unas palabras desde el corazón.
Pese a que es un momento muy triste para mí, por encima de todo, quedarán los
momentos y experiencias vividas, así como el cariño y la amistad de todas las personas
que habéis estado cerca en este bonito camino. A todos vosotros, mi agradecimiento:
GRACIAS a las personas que, en su día, pensasteis en mí para tomar las riendas del
Atlético Monzón, porque me habéis concedido el honor de ser el entrenador de este gran
club y entrar a formar parte de la familia rojiblanca. Nunca olvidaré la primera conversación
que mantuvimos con Miguel Ángel Viscor, hace ya unos cuantos años...
GRACIAS a toda la afición, en general; y, en especial, a los aficionados que habéis estado
muy cerca de nosotros cada día, cada momento (fuera bueno o malo), ofreciéndonos
vuestro cariño y apoyo incondicional. Siento muchísimo, no haber podido corresponderos
con los resultados que os merecíais; sólo puedo deciros que he intentado dar lo mejor de
mí cada día, con la intención de que os sintierais orgullosos de vuestro equipo.
GRACIAS a todos los que trabajáis de forma incansable para que jugadores y cuerpo
técnico podamos trabajar cada día en las mejores condiciones posibles. No puedo dejar de
mencionar a Manolo, por su ayuda infinita, y a Goiko, por sus abrazos en los momentos
más necesarios.
GRACIAS a todos y cada uno de los jugadores que habéis formado parte de este equipo
durante estos tres años. Ha sido un orgullo para mí ser vuestro entrenador. Nunca podré
agradeceros lo suficiente, vuestro respeto, compromiso y cariño, que han permitido que
mantuviera la ilusión y la esperanza hasta el último momento.
GRACIAS, también, a todos los que habéis formado parte del cuerpo técnico en estos 3
años: Puerto, Ferreti, Tito, Álex, Jeffer, Joel y, especialmente, mi fiel compañero Capy, que
has estado junto a mí desde el primer al último minuto de esta andadura. Me habéis
ayudado mucho en mi labor como entrenador pero, sobre todo, a crecer y mejorar como
persona.
Y por último, GRACIAS a todas esas personas que, estando lejos del campo de fútbol, os
he sentido siempre muy cerca. Familia y amigos que os habéis alegrado por los momentos
de éxitos pero que, sobre todo, me habéis sostenido y arropado en los momentos difíciles.
DE CORAZON, MUCHAS GRACIAS.
Se despide de vosotros un atlético más, deseándoos siempre lo mejor...
Cristian Abad Lacambra